viernes, 19 de junio de 2009

¿Y ahora?


Civiles muertos.Policias muertos. Pizango en Nicaragua. Simon en malabares de despedida. Leyes derogadas. La oposición sin un norte claro y una nueva derrota para García. Más o menos así termina uno de los episodios más álgidos que le ha tocado enfrentar al presente gobierno.
Ineptitud, falta de comunicación, intereses ocultos, inflitrados, derecha, izquierda, mano dura o genocidio. La discusión ha de prolongarse hasta que un nuevo suceso capte la atencion de todos. ¿Entonces qué?
Y es que los trágicos sucesos de hace unas semanas provienen de un tema más profundo que la ley 1090. Son consecuencia de la sempiterna postergación que sufren millones de peruanos que no gozan de los beneficios del crecimiento económico, que no gozan de beneficios básicos; peor aún, que nunca gozan de nuestra atención... hasta que hay pirotecnia de por medio. Entonces se polariza la opinión entre quienes, capa y cartel en mano, se autroproclaman sus defensores y quienes, dedo incluido, los acusan de poco menos que satánicos. Todos tenemos algo que decir.
Pero cuando pasa el temblor vuelve la indiferencia. El síndrome del corto plazo. La terca negación a una realidad ajena a nosotros hasta que un ladrillo, una lanza o una bala nos hace voltear nuevamente... por un ratito.
Hace dos semanas los indígenas estaban en boca de todos, para bien o para mal. En dos semanas ¿nos acordaremos de ellos? ¿o su presencia será tan borrosa e insignificante con la fotito que adorna este post?

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