jueves, 26 de noviembre de 2009

Goteras en el piso



Puedo fingir la sinopsis de escribir sobre uno mismo
y regatearte primaveras en temporada de frío
hace tiempo que mis viajes son un nudo inexplicable
de fronteras

puedo ser la bungavilia que topas de mañanita
un horario de inconstancias adecuado a tu sonrisa
se me fue la ultima vez en que temblaron mis pies
por un beso

cuando sea mañana y maduren las campanas
rectificaré el error, el exceso de emoción
pero esta noche quién le cuenta a los rincones
que el lunes de carnaval ahora es martes de esperar
y que te espero

puedo espiar el callejón, retrasar un día el reloj
madrugadas sin azar, opción de inmortalizar
el penúltimo detalle de querer es arroparse
con el viento

puedo atarte los zapatos, desnudarte sin atajos
los peores disidentes son aquellos que no mienten
olvidé tomar el tren, me he quedado en el andén
de un "casi siempre"

y quizá mañana cuando filtre la ventana
los destellos de tu voz te hallaré en un malecón
pero a estas horas quién le cuenta al calendario
que ha empezado a importar la arbitraria soledad
de estar tan solo

Bájala aquí

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Grimanesa post Mistura (o cuando "comida tradicional" es más que un antojo)

La esquina es su cómplice. Una esquina de Miraflores que resiste a formar parte del monstruo de cajas gigantes y apretujadas que sigue extendiéndose –para arriba y para los lados- del distrito. Una esquina de barrio, al lado de un colegio fiscal y frente a una bodega. Ahí sigue doña Grimanesa, diminuta y con anteojos, preparando anticuchos cuya mejor descripción será siempre un “venga y pruebe” antes que cualquier intento vano por distraer los sentidos de una experiencia inolvidable.
Han pasado ya tres años desde que Gastón Acurio la diera a conocer en su programa y unos meses desde que Mistura terminase de propagar la popularidad de su talento con la misma eficacia con la que el humo que desprende su parrilla inquieta la espera de sus comensales. Sin embargo, y contra todo pronóstico, Grimanesa Vargas no utilizó el trampolín mediático para montar un local con dudosa decoración, subir los precios, reducir las porciones o contratar siquiera a alguien que seque el cansancio de su frente mientras transforma -de lunes a sábado y de 7 a 11- trocitos de corazón en pura felicidad. Nada excepto un collage de fotos de Mistura impreso en mediana resolución junto a la parrilla evidencia la –justísima- reverencia que le han rendido a esta señora y su sazón. Ella agradeció tímida y siguió trabajando. El sabor es el mismo. El ambiente también.
Y no es dormirse en sus laureles (cuenta con página web y grupo en facebook) o falta de ambición (el sueño de exportar está latente) Lo de doña Grimanesa Vargas pasa por una convicción infranqueable de que lo bueno no debe cambiarse. De un respeto a la escencia que le permitió alimentar a sus hijos dándole un gusto a miles de limeños y de no dejar que las lucecitas breves de la fama la distraigan más de la cuenta. Toda una lección para miles de "emprendedores" que, con menos méritos y menos cobertura, confunden el progreso con dar la espalda a las raíces.
Una esquina de barrio. Hacer primero una fila y luego el pedido. Esperar. Comer. Ser feliz.
Por suerte en la esquina de doña Grimanesa, los anticuchos siguen siendo de corazón.

Dos ibéricos cantores

Con apenas unas semanas de diferencia Alejandro Sanz y Joaquín Sabina –dos de los compositores españoles más importantes de los últimos años- lanzaron sus nuevas producciones Paraíso express y Vinagre y rosas, respectivamente. Después de varias escuchas a cada álbum he aquí las reseñas.

Ni es lo mismo… ni es mejor.
Cuando terminé de escuchar Más, la genial obra que lanzó Alejando Sanz en 1997 tuve –al igual que muchos- la convicción de que difícilmente podría superar las cotas alcanzadas en aquel álbum. Doce años y cuatro discos después la afirmación sigue vigente. En todo caso si algo no se le ha podido negar a su música es la vocación por no estancarse y seguir buscando nuevas tonalidades al romanticismo. Es así que con altibajos pasó de un intento por volverse más ambient (el alma al aire) a un coqueteo con sonidos más urbanos (No es lo mismo) y así sucesivamente con, ya se dijo, disímiles resultados.
Sin embargo en Paraíso express Alejandro Sanz ha optado por llevar sus canciones a terrenos previsibles, a los estándares sintéticos de la balada más ramplona, ésa que suele poblar las radios del corazón. El trabajar junto a Tommy Torres –productor detrás de Ricky Martin, MDO, Jaci Velásquez y otras joyas- ha hecho que el sonido de Sanz –que era todo menos complaciente- se vuelva demasiado predecible, sin identidad más allá que la que da su voz. El fallido duo con Alicia Keys solo alcanza para comprobar que dos buenos artistas no resultan necesariamente una buena colaboración. Y aunque el talento no se ha esfumado del completo y en algún tema logra salir más o menos airoso lo cierto es que Sanz la tiene difícil en su siguiente álbum si es que no quiere volverse un baladista del montón, un anónimo relleno de la hora de la secretaria sin mayor trascendencia.

Carraspera sin riesgo.
Y si Alejandro Sanz optó por sonar como el resto, lo de Sabina es sonar como él mismo sin concesiones. Es así que el Flaco de Úbeda vuelve con un disco fiel a los parámetros que trazó desde su anterior trabajo, Alivio de Luto: nada de música sobre producida, tan solo guitarras simples, arreglos preciosistas y el despojo de todo adorno innecesario en las canciones.
Las letras sin duda vienen con la marca Sabina: mucha referencia al cine, la literatura y a su leyenda de ex bohemio devenido en señor; metáforas y figuras propias de la poesía más que la música popular y, en suma, un trabajo sobresaliente –aunque por momentos cansino- en lo lírico. La música, ya se dijo, sigue el lindero del disco anterior lo cual da como resultado canciones sosegadas con una que otra aceleración que, sin embargo, no sacude demasiado.
Con todo es un trabajo que no defraudará a sus seguidores aunque resulta imposible –al menos en mi caso- no echar de menos al Sabina de discos como Yo mi me contigo o 19 días y 500 noches (acaso sus mejores trabajos) en los que llevaba su voz aguardientosa por los terrenos del bolero, la ranchera, el rock and roll crudo y hasta el rap sin ruborizarse siquiera.
Ese Sabina arriesgado e insolente se ha calmado -un poco, claro, tampoco hablamos de un artista en decadencia-cambiando el arroz con mango de estilos que hacía suyos gracias a las marcas inconfudibles de su voz y sus letras, por un sonido más adulto contemporáneo.
Pone, pero ojalá no sean solo medios tiempos lo que escuchemos a partir de ahora.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Dulce Sofía



Nada en su interior
un flujo, un reactor
presagiaban los espasmos de su voz
primero una inyección
en dosis de pudor
luego sus brazos describiendo un ascensor

¿quién le dijo que la luz seguía en ambar?
¿quién le dió un empujón?

descalza y a color
dejó atrás primaveras
veranos naranja y una noche buena
máquina fatal
sexo occidental
un artefacto para ganar velocidad

¿quién le dijo que la luz seguía en ambar?
¿quién vició su corazon?

dulce Sofía
no cree en para siempres de aerosol
dulce Sofía
ve morir la tarde mientras Bob
cree poder estimularla
rasgando like a rolling stone
Sofía quema sus pestañas
con fotos polariod

nada en su interior
un flujo, un reactor
presagiaban el abrupto de un error
máquina fatal, sexo vertical
un artefacto para ganar velocidad

¿quién le dijo que la luz seguía en ambar?
¿quién puso ácido en el ron?

dulce Sofía
no cree en para siempres de aerosol
dulce Sofía
ve morir la tarde junto a Bob
dulce Sofía
duerme en parques para no pedir perdón
dulce Sofía
consigue muestras gratis de dolor

Bájala aquí

jueves, 5 de noviembre de 2009

Sorprendidos



Sorprendidos por el sol
un domingo atípico
los mariachis aún dormían los rezagos del alcohol
él lamió su corazón
le supo a helado de limón
un ferrocarril silbaba un pasodoble en si bemol

calla y bésame
que las cadenas van debajo de mi piel
calla y bésame
que no es tan es fácil, volverse frágil

sorprendidos por el sol
todo el pueblo despertó
del forastero no quedaba ni una mota de polvo
de la niña crepuscular
no se supo nada más
alguien dice que en las madrugadas la oye llorar

calla y bésame
que las cadenas van debajo de mi piel
calla y bésame
que nunca es fácil, volverse frágil
calla y bésame
que tus devotos sangran sus sueños de fe
calle y bésame
que no es tan fácil amar a un angel

que nunca es fácil amar a un angel
calla y bésame

¿Te gustó? ¿algo? ¿un poquito? Bájate la canción aquí

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Sounds like teen spirit

Un adolescente en su cuarto jugando a ser estrella en medio de posters y discos de sus ídolos; almohadas que se transforman en baterías y peines que se vuelven micrófonos. Mika regresa dos años después de Life in cartoon motion -su exitoso debut- con una producción que pretende capturar la incertidumbre esperanzada de sus años mozos en un puñado de canciones. La banda sonora de los primeros pasos hacia la dolorosa adultez: The Boy who knew too much. Y el disco suena y el muchachito empieza a bailar.
La placa sirve para sentar definitivamente el sonido Mika que no es otra cosa que un vestido moderno que brilla con lentejuelas del pasado: Queen, Elton John, los viejos musicales made in Hollywood y el electropop de comienzos de los ochenta. Las coordenadas son facilmente detectables, pero también lo es el talento del británico para confeccionar con ellas canciones que no suenan a copia. Canciones que divierten aunque a veces caen en excesos de producción y otras tantas se animan brevemente a explorar sonoridades más reposadas.
A fin de cuentas ¿Qué es la adolescencia sino la búsqueda -no exenta de metidas de pata- de un estilo propio a través del buceo en otros ya existentes?
Una pequeña gema pop sin destino de eternidad pero lo suficientemente durable como para grabarte un par de estribillos en la cabeza.
¿Algo más? Sí, lo mejor: We are golden! primer sencillo y primera canción del disco. Una oda moderna al anacrónico tema de la juventud como rebeldía, de la rebeldía como canción. De la canción como pretexto para sentirse rey (o reina) del planeta entero así sea durante tres minutos. Para escuchar una y otra vez. Y es que...
Who gives a damn about the family you come from?
No givin up when you’re young and you want some

Besos con maquillaje.

Golpes de batería. Gritos de guerra y guitarras afiladas reventando los parlantes. Rock con testosterona, con huevos, con actitud. Sin humildad y sin conseciones: El rock como una maquinaria implacable para conquistar el mundo.

Las viejas bestias rugen con nuevos riffs. Al regreso de Metallica y AC/DC se suma Kiss con Sonic Boom, una producción que, al igual que las nuevas placas de sus colegas, apuesta por el camino del old school.

Y si en Metallica el retorno pasa por la rapidez y en AC/DC por la contundencia, lo de la banda liderada por Paul Stanley y Gene Simmons es una vuelta al espíritu lúdico y sobre todo grandilocuente de sus mejores trabajos: canciones que venden diversión, canciones para ser cantadas no en la introspección de tu cuarto sino en la inmensidad de un estadio junto a otros miles rendidos a la parafernalia de los caras pintadas, a su rock de bisutería (porque, tal como cuenta la leyenda, mientras todas las bandas aspiraban a ser como los Beatles, Kiss siempre quiso ser como la Coca Cola)

Ahi están los coros pegadizos sobre una base de hard rock. Ahí los gritos de Stanley (con más de cincuenta años a cuestas, su voz sigue alcanzado notas heróicas) y el estilo punk al cantar de Simmons. Ahí los himnos al sexo, al rock and roll, las borracheras y los amigos. Kiss nunca quiso arreglar el mundo. Quería comérselo entero. Con Sonic Boom lo vuelve a lograr durante el tiempo que duran las once nuevas canciones.

Sobra decir que si nunca comulgaste con la banda sigue tu camino, hermanito, y no te hagas bolas. Si eres parte de la Kiss Army no saldrás decepcionado. Si es tu primera vez ante la lengua y el maquillaje... lame y disfruta. Ideal para escuchar con audífonos, a todo volumen y olvidarse de lo jodido que suele ser el mundo sin pirotecnia.