martes, 15 de diciembre de 2009

Catarsis, volumen II

Mediante el presente texto yo, Iván Castro Marchán, de nacionalidad peruana y con documento de identidad 42559747 me presento ante ustedes y expongo mi aversión hacia lo siguiente:

Hacer promesas, creer en ellas, no cumplirlas, volver a prometer. La renovación estúpida del ánimo bajo pretexto de “todo estará mejor.” La confusión de amistad con borrachera. La confusión de borrachera con honestidad. La confusión de honestidad con falta de tacto. El súbito sentimiento de peruanidad –merced de Gastón y Un lunes señor Vallejo- bajo el cual muchos esconden el sarro perenne de racismo e intolerancia que llevan en los calzoncillos. Los munditos intelectuales y la gente que los habita con actitud respingada hacia todo lo que no sea olerse entre ellos el tufo de su talento sobrevalorado. Los relojes caros, los pantalones baratos. Los dvds que vienen rallados y los audífonos que se malogran al segundo uso. La carnicería disfrazada de eficacia que cotiza en Lima. El letargo disfrazado de pausa que se acartona en las provincias. La estupidez de la música bailable pero más aún la patética superioridad de quienes le hacen asco. El que reclama al cobrador mientras bota una cáscara de plátano por la ventana. Los que dicen “yo no veo futbol peruano sólo la champions”. Las chicas que no besan con lengua, los que niegan que aún se masturban. Los rateros con buenas tabas, las putas que lloran en vez de cobrar y los maricones (que no es lo mismo que los homosexuales) Los que creen que no es con ellos, los que creen que todo es con ellos. Las enfermizas acepciones de rebeldía, arte, libertad y estética del nuevo siglo. Los libros de Coelho. Los que reniegan de Coelho aunque no puedan escribir un párrafo decente. Los que se drogan por joder, los que no se drogan por incordiar. Las aberraciones del idioma disfrazadas de jerga. Decirle “Gabo” a García Márquez, escribir io en vez de yo. Las resacas que no valen la pena. Viajar en pasillo, perder el último cigarro, venirse antes de tiempo, las baladas que riman corazón con canción, el insomnio, la vara, la ociosidad. El temor de herir a alguien. El confundir ese temor con cariño. El nunca pero nunca saber…

Lo patéticamente tópico de este post.